Reflexiones sobre lo local y lo electoral III.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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Por Claudio Guaita
Las campañas puerta a puerta son una metodología muy utilizada durante los períodos que anteceden a una elección. Por lo general se realizan en poblaciones estigmatizadas con la delincuencia o con la droga…las poblaciones periféricas.
Está la costumbre de ir a las casas, golpear la puerta, presentarse y pedir un “minuto de su tiempo” a los pobladores. Lo que se busca en ese minuto metafórico es que las personas declaren sus problemas, sus necesidades, sus sueños e ideas de cómo hacer de su comuna un lugar mejor para vivir. Se genera un verdadero minuto mágico en las casas de los pobladores. En ese momento se da “el sueño Marxista” de la no existencia de clases sociales… Burguesía oligárquica y clases bajas por un momento bajo el mismo techo construyendo país, en ese instante –y sólo en ese minuto- la opinión del pobre es tan importante, tan acertada, tan gallarda que a los visitantes –los candidatos políticos- les invade una emoción nostálgica en el momento de abandonar la vivienda.
Luego de eso…la elección y posteriormente…Nada.
Luego de las elecciones las políticas vuelven a ser parte del poder. Sólo aquellos beneficiados por el apellido o estatus social toman opinión válida en el desarrollo de políticas. De nuevo comienzan las influencias, las coimas, los intereses creados, los favores de campaña, la protección de personajes y transnacionales. Se olvidan a los personajes pintorescos que se conocieron en campaña, ahora hay que priorizar al partido, hay que mantener los puestos, las proyecciones, hay que volver a las estadísticas y a las oficinas…ya no hay tiempo para el poblador que se encuentra desbordado por sus falta de oportunidades, ya no. Desde ahora comuníquese con mi secretaria, siga los conductos regulares, saque hora, vuelva mañana, vuelva la próxima semana, etc. ESTA ES LA CARICATURA DEL CENTRALISMO, LA BURLA MÁS GRANDE DE LAS CLASES DOMINANTES.
Las elecciones Chilenas se han convertido en un circo, en una burla para el pueblo, una falta de respeto hacia las clases sociales más desposeídas, una pérdida de recursos económicos y una muestra veras de las ambiciones más ciegas que invaden a los dirigentes políticos. Esto es producto de una política, de un sistema centralista cuya principal herramienta es el sistema binominal.
¡No existe la menor intención de cambiar dicho sistema!... repito: ¡NO HAY LA MENOR INTENCIÓN! Lo que existe es una expurgación de culpas a través de declaraciones falsas que piden un cambio en el sistema para acoger a las agrupaciones aisladas… con agrupaciones aisladas me refiero a los partidos de la izquierda extraparlamentaria, los cuales, al final, para lograr una cuota de representatividad tienen que someterse a pactos de alianza y acuerdos.
El sistema binominal sustenta el mecanismo del favor, del compadrazgo y de la política “debajo de la mesa,” las administraciones de los sillones se deben solamente a estrategias partidistas, donde las candidaturas se apoyan en un apellido y no a una labor continuada en el tiempo. La cadena de favores que se establece dentro de una coalición es perjudicial. Al ser tan amplio el campo de responsabilidades compartidas se termina por diluir la condición de fiscalización tan importante en una democracia.
Por favor, la gente debe ser más crítica, no únicamente abrir la puerta y llorar sus problemas…debemos ser capaces de querer cambiar esto y darnos cuenta que un político serio y comprometido no necesita ir a un puerta a puerta. Quién esté de verdad metido en la mierda sabe bien cuáles son las verdaderas necesidades de su comuna. No necesita de campañas inocuas y populistas. Quién esté de verdad con el pueblo, estará siempre con el pueblo…gane o pierda la elección.
Por eso… ¡No a las candidaturas del centralismo, no a la política ajedrecista, no más al juego de la silla, no a Isabel Allende!
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