Lo Local y lo Electoral III.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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Francisco Astudillo P.
Volvemos, después de algún tiempo, con el tema “sobre lo local y lo electoral.” En esta oportunidad tocaremos el tema del pacto por omisión para acabar con la exclusión.
Mucho se ha hablado, especto a los mecanismos mediante con los cuales poner fin a la exclusión de sectores políticos –extraparlamentarios- como los referentes agrupados en el JUNTOS PODEMOS y en particular el Partido Comunista de Chile.
Diversas formulas dibujaban las propuestas para poder incluir a las fuerzas políticas excluidas que buscan participación parlamentaria. De esta forma, en un escenario institucional, en el que el sistema electoral binominal sigue intacto, es comprensible que la inclusión parlamentaria de las fuerzas excluidas se logre por medio de pactos electorales. Para quienes suscriban dicho pacto, la fórmula otorga réditos observables (claro, de funcionar óptimamente) para ambas partes: para unos podría significar romper algunos doblajes de la derecha, lograr doblajes oficialistas donde no los había y para otros significa acceder, por primera vez, a la participación parlamentaria desde el fin de la dictadura militar.
Como ciudadano progresista no puedo estar más de acuerdo con la inclusión de las voces políticas segregadas. Lo ideal es acabar con el sistema binominal, pero, debemos ir por partes. Lo cierto es que el pacto por omisión con sus imperfecciones y aciertos, a mi juicio, es un paso en esa dirección, pero aún falta mucho que recorrer en esa senda.
Todo lo anterior es para que se comprenda lo que voy a plantear a continuación y no se malinterprete malintencionadamente.
Estoy con la inclusión, como estoy seguro también el resto del equipo de Atacama’59 y muchos regionalistas progresistas en toda nuestra región pero… el pero está en que éste pacto político electoral tuvo que por desgracia aterrizar en nuestra región, nuestra ciudad de Copiapó, nuestro distrito.
Por qué digo que por desgracia. Lo planteo porque habiendo en nuestra región una viva causa regionalista, en la que hemos criticado con aguda dureza el centralismo omnipotente que ha subyugado a las regiones a lo largo de la historia -no sólo el PC es parte de la exclusión- lo que incluye también a nuestra voz y nuestra regionalista mirada política, vienen y se instala -tal acuerdo- justo en nuestra región.
Por lo tanto, para mí en lo personal, fue un balde de agua fría que el pacto de omisión aterrizara con tal protagonismo en nuestro distrito, ¿Por qué? Porque lo lógico, teniendo un mínimo de comprensión del espíritu político de nuestra región, habría sido levantar una candidatura local que representara con la propiedad del copiapino o de atacameño a nuestros electores y no un candidato levantado entre las cuatro paredes santiaguinas como lo es la candidatura de Lautaro Carmona. -de quien no obstante tengo mucho respeto- El problema radica en que su candidatura emerge de una dinámica que es precisamente lo que hemos criticado en Atacama’59 y otros bastiones del pensamiento político local.
Duele, pero es cierto, no fuimos los atacameños de nuestro distrito quienes lo elegimos de candidato. Por el contrario, fueron las cúpulas del Partido Comunista y la Concertación quienes en más de alguna reunión en calle Londres determinaron tal candidatura.
No me malinterpreten, no estoy haciendo una crítica a Lautaro como persona o actor político ni al Partido Comunista de Chile ni mucho menos a la lucha contra la exclusión, en este artículo, lo que estoy haciendo, es una critica a una forma, una dinámica de cúpulas, de centralismo, que es lo que en el caso de la determinación del cupo de nuestro distrito operó.
Merecíamos levantar -nosotros los progresistas localistas- una candidatura. Por eso, en lo personal, lamento profundamente que las negociaciones del PC y la concertación obstaculizaran una candidatura auténticamente regional como la de Guillermo Cortéz Lutz o como la de cualquier aspirante local a representante.
He sentido, cuando discuto el tema con gente variopinta del “progresismo chileno,” una suerte de chantaje político emocional. Me plantean en esa lid, que mi opción de priorizar una candidatura progresista regional o local es, según ellos, estar contra la exclusión. Nada más lejos de la realidad. Estoy en contra de la exclusión, en mi espíritu está la voluntad y la esperanza de un parlamento con muchas más voces -por cierto con el PC y sus aliados incluidos- pero también con nuestro discurso y nuestro fuego Copiapino, Calderino, Vallenarino, Chañaralino y no con los falsos representantes “funcionarios-embajadores” de las cúpulas de la real “politik chilensis” sino que con el compromiso y capacidad autóctona y local. La definición de la candidatura es un tema que por cierto, no creemos, que el ser un nativo o haber vivido muchos años en nuestros distritos o circunscripciones sea condición suficiente para representarnos. Quién sea candidato, no sólo debe ser uno de los nuestros. También debe ser capaz y -estoy seguro que en nuestra región tenemos a muchos- esencialmente debe ser proclamado desde lo local.
Tenía que plantearlo, es lo que realmente pienso de todo este capítulo. Ahora, espero, seamos capaces de generar presión articulada para programatizar a los futuros “representantes” en el parlamento, que los temas locales sean respetados en el congreso y que la preocupación por el medioambiente y el agua se escuche fuerte en Valparaíso en los próximos cuatro años.
PD: No olviden sumarse a nuestra campaña “Un Voto Menos Para Isabel Allende”, súmese.
No lo había pensado de esa manera. Da para reflexionar.